Hace aproximadamente 30 años decidí despojarme de la televisión, jamás volví a tener una, en ese momento empezó mi caminar hacia el silencio, hacia mi silencio, y en ese camino continúo, cada vez disfrutando más de él.
En mi humilde experiencia he podido descubrir que el silencio es bastante más enriquecedor y bastante más saludable que ese sonido malintencionado y maléfico que producen esos aparatos de adormecer consciencias. Pero tengo que advertir que es mi experiencia, nada más.
En estos momentos de la historia me alegro más que nunca de haber tomado aquella sabia decisión.
Agosto 2020
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