SUMA SACERDOTISA

 

ENCARNACION Y GESTACION DEL ESPIRITU

  

 

  


 

Tarot Aleister Crowley

 

(Del libro: "Manual para el Tarot Thoth de Aleister Crowley" de Gerd Ziegler)

 

La Sacerdotisa

 

Palabras claves: Luna, acceso a los poderes intuitivos, curación, independencia; estabilidad interior, mayor autoconfianza.

 

  La Suma Sacerdotisa está representada por Isis, diosa de la luna: está rodeaa de una fina red compuesta de rayos de luz, que simbolizan su manifestación espiritual. Su característica principal es la independencia absoluta.

  La Sacerdotisa está en contacto con su capacidad intuitiva y puede fiarse totalmente de ella. La perceptividad y la habilidad para escuchar su propia voz interior, su guía y sanadora interior, se manifiestan en su responsabilidad y autoconfianza. Como el camello, que puede recorrer largas distancias por el desierto sin beber agua, las personas que han descubierto su pozo interior irradian autoconfianza y satisfacción. Estas personas encuentran fértiles oasis (las flores y frutas que figuran en la parte inferior de la carta) en lo más profundo de su propio corazón. Cuanto más sea uno capaz de aceptarse a sí mismo y de compartir su riqueza interior, más clara será su percepción (representada por los cristales).

   La Sacerdotisa es una de las cartas más fuertes de esta baraja para el equilibrio, la compenetración y la armonía. La parte superior del cuerpo simboliza la receptividad femenina, representada por las líneas curvas ascendentes y las media lunas que encontramos por encima y detrás de su cabeza. Está coronada por la luna, que parece estar abrazando al sol.

  El elemento masculino se expresa del ombligo para abajo: recto, dinámico y concreto. Esto queda subrayado por el arco y las flechas en el regazo de Isis. Al tirar la cuerda en la buena  dirección se aplica al arco la tensión necesaria para dirigir la flecha hacia su objetivo. Al reflexionar sobre nuestros puntos fuertes podemos poner en marcha en nuestra vida aconteccimientos inesperados. La carta de "La Sacerdotisa" puede indicar percepción extrasensorial y talentos intuitivos como la clarividencia, la telepatía, la visualización creativa, la empatía, el conocimiento intuitivo y los poderes de curación. Estas habilidades provienen de la armonía con las máximas verdades de las leyes cósmicas, a las que están sujetas y a cuyo servicio se practican.

 

Interpretación: Tienes la capacidad de contactar con tus poderes intuitivos. Deberías esforzarte por desarrollarloss al máximo. Cuida tu independencia.

 

Pregunta: ¿Existe alguna esfera de tu vida en la que permites que te influyan otras personas y en la que no confías en tu propio conocimiento de la verdad interior?

 

Sugerencia: Ve a una zona de agua lo más a menudo que puedas. Medita cerca del agua y aprende de ella.

 

Afirmación: Confío en mi conocimiento interior.

 


 

Tarot Oswald Wirth

 

(Del libro: "La sabiduría del Tarot" de Elisabeth Haich)

 

La Papisa

(La gran sacerdotisa)

Número: 2

Letra: Beth

 

  Esta imagen nos muestra una criatura femenina, vestida con la túnica sacerdotal, sentada en un trono extraño, tranquilo, apacible, misterioso, impenetrable y majestuoso. Ella es la gran sacerdotisa del templo y guarda los secretos del santuario. Lleva una tiara adornada con dos círculos de oro y coronada por una media luna. Este último adorno revela que esta criatura representa el estado pasivo femenino-receptivo del ser humano que, al mismo tiempo, se abre por completo y centra su interés  en dos planos: el más acá y el más allá. Estos dos niveles, estos dos mundos, quedan simbolizados en los dós círculos de oro de la tiara.

  El rostro de la sacerdotisa está oculto en parte por un velo blanco, lo que significa que está lejos de revelar todo su ser. Está vestida con una larga túnica azul. Este color significa que la papisa está dominada totalmente por una fe pura en Dios, por el altruismo y el amor hacia la humanidad. Por encima de este vestido, lleva una capa roja ribeteada de amarillo. El rojo revela la espiritualidad que manifiesta en el mundo exterior. La capa oculta a los ojos de los curiosos su delicado ser interior simbolizado por el color azul. El ribete amarillo representa su entendimiento, que ella expresa por la palabra y la escritura. La capa está sostenida por dos largas cintas adornadas con muchas crececitas que significan también la relación estecha y simultánea de la gran sacerdotisa con los mundos espiritual y material.

  Su mano derecha sostiene, medio abierto, un libro que contiene los misterios de los dos mundos, los del más acá y los del más allá. La tapa del libro está decorada con el símbolo chino de la divinidad, Yang y Yin, en el que los dos polos se siguen apoyando en Dios, en una unidad perfecta. Es sólo en su manifestación donde estos dos mundos -exterior material e interior espiritual que actúa más allá de la materia-  están aparentemente separados. En su realidad profunda, siempre están unidos, no puede existir el uno sin el otro. Porque es en esa tensión que existe entre los dos, en el mundo de la materia, donde se apoya toda la creación. En su mano izquierda, sostiene las llaves de los dos mundos. La entrada en ellos le esta permitida, puede abrir y cerrar, entrar o salir, a voluntad. Pero no revela los secretos de estos dos mundos a quienes no están preparados.

  Está sentada sobre un trono con el respaldo flanqueado por dos grandes columnas. Sus colores nos muestran ya que la derecha es masculina-espiritual y la de la izquierda femenina-animal. Se trata de las dos columnas del rey Salomón, Yakín y Boaz, sobre las que edificó su templo. Representan también los dos pies del Logos del Apocalipsis. Uno de los pies está en la tierra, el otro en las aguas. Estas dos columnas aguantan la tensión entre los dos polos creadores, positivo y negativo, de la que nace, según la Biblia, el principio creador, el Logos, que construye todo el universo. Entre las dos columnas, hay una cortina tendida. Se corresponde con el velo de la diosa egipcia Isis y con el de Maya de la religión filosófica hindú. Este velo oculta la realidad secreta y absoluta que reposa en el inconsciente de todo ser humano, pero que el hombre que todavía está inmaduro no puede ni debe descubrir. A sus ojos, los misterios del inconsciente siguen todavía ocultos, pero siente ua sus fuerzas colosales. Él cree que los fenómenos observados proceden, no de su propio inconsciente, sino del exterior. Por eso, comienza a preocuparse por el ocultismo. Forma parte de círculos espiritistas donde, a su juicio, se manifiestan los espíritus de los muertos y transmiten mensajes del más allá. Se siente atraído por todas las ciencias ocultas. Se convierte en un "estudioso".

  El suelo está pavimentado en blanco y negro, lo mismo que un tablero. Las baldosas blancas simbolizan el mundo espiritual invisible, las negras el mundo material visible. Las baldosas están mezcladas lo mismo que los dos mundos mezclados, pero todavía no reunidos, en el del alma que busca. Comienza ya a espiritualizarse, pero todavía es material y terreno. Los brazos del trono forman esfinges, una negra, otra blanca. Sólo la esfinge negra es visible; la blanca está tapada por la capa roja de la Papisa.

  La esfinge es un factor importante en el proceso de descubrirse a sí mismo. La mitología griega nos enseña cómo Edipo fue invitado por una multitud deshecha en llanto a salvarla del monstruo, de aquella terrible esfinge sentada en una roca que dominaba el valle y que infestaba el aire con su aliento. Si no se le podía ayudar de inmediato, el pueblo de Cadmo iba a morir de una muerte atroz. Ahora bien, sólo el que resolviera el enigma de la esfinge podría ahuyentarla. El monstruo pronunciaba todos los días unas palabras incomprensibles y devoraba sin piedad al que trataba en vano de econtrar la clave del enigma. Edipo preguntó entonces cuál era el enigma. La gentes, que seguían llorando, se lo explicaron: "La esfinge dice únicamente: hay una criatura que por la mañana camina a cuatro patas, a mediodía sobre dos piernas y por la tarde en tres. Ahora bien, cuando camina sobre las cuatro es cuando avanza más despacio. ¿Quién es?" Edipo se acercó a la esfinge y, cuando ésta planteó el enigma, respondió: "El ser humano. Al comienzo de su vida, el niño avanza a cuatro patas; luego, el adulto con sus dos piernas y, por fin, el viejo se apoya en un bastón." Ante estas palabras, la esfinge saltó rugiendo desde la roca y desapareció.

  el enigma de la esfinge es, pues, el gran enigma del hombre. Aquí, en la ilustración de la sacerdotisa se apoya en la esfinge negra visible, el derecho en la esfinge blanca todavía oculta. El conjunto de la imagen de la Papisa representa la situación del ser humano que acaba de despertarse y que ve por vez primera las luces iniciales de su conciencia. Ahora sabe que existe "otro mundo" que él sabe encontrar más allá de su conciencia. Ese más allá le intriga; forma parte de muchas asambleas llamadas "espirituales". Va por todas partes por donde ve asomar la esperanza de encontrar la solución al problema del SER. Presiente que no está simplemente aquí, en esta tierra, pra cumplir con sus deberes terrenales. Estos deberes terrenos son los suyos propios, porque sólo esas tareas pueden ayudarle a conseguir la gran meta de su vida: llegar a conocerse. Todavía no sabe en qué consistira esa meta, pero siente que esta vida debe aportarle algo, algo extraordinario que él espera desde siempre. Ese algo debe ser la realización, la liberación. Todavía no ve con claridad que la meta no es otra que desgarrar el velo de Maya, el velo de las ilusiones, abstenerse de toda culpa y descubrir su ser verdadero, aprender a conocerlo y hacerle plenamente conciente. Sólo conoce de su Yo real el lado terreno, material y consciente, una apariencia que no es él, mientras que su ser espiritual duerme todavía en el inconsciente. Y como no sabe cómo orientar su búsqueda, se vuelve al más allá, a lo que ocurre después de la muerte. Le gustaría saber dónde van los muertos, porque sabe que también él tendrá que acudir a esa cita. Pero la Papisa que conoce todos los misterios no le abre aún las puertas de ese mundo. Sin embargo, él sabe que, detrás de esa cortina, es donde hallará la solución al enigma, la verdad total. Por eso continúa buscando. Estudia la filosofía, la psicología y las grandes corrientes religiosas de todos los paises, se interesa por todas las ciencias espirituales. Basta entonces con poco para hacerle vacilar: ¿continuará siendo un buscador sincero o se convertirá en un charlatán? Porque detrás de la búsqueda rigurosa del sabio, lo mismo que detrás de los juegos pueriles del charlatán, surge siempre la misma gran pregunta atormentada del hombre, ¡el gran misterio del SER eterno!

   La carta de la Papisa lleva la cifra 2 y la letra BETH. La cifra 2 lleva en sí misma la tensión. No existe ninguna unidad que pueda encerrar el número 2. Si a pesar de todo, el 2 tuviera que incluirse en una unidad, ello provocaría una discordia, una descomposición y, para el alma humana, la muerte. Esta situación se expresa, en todas las lenguas, por el número 2: dualidad, desdoblamiento.

  En esta ilustración, la cifra 2 revela los dos mundos, el más acá y el más allá, que lleva en sí el que va buscando y que crean en él esta discordia. Esto le atomenta  y busca la solución, la "disolución" de este desacuerdo. Por una parte, él pertenece a este mundo terrenal con sus alegrías y sus penas materiales, y por otra, desea saber lo que oculta detrás, por qué es necesario el paso por la tierra cuando todo ha de dejarse aquí abajo y cuáles son los valores que al final se nos permite llevar con nosotros. Y si esto sale bien, ¿Dóne ir con ellos? Ese dónde le interesa profundamente, pues ya ha caído en la cuenta de que este mundo es sólo el efecto y no la causa. Este mundo no es una realidad absoluta, es sólo una apariencia. Entonces, ¿Dónde está esa realidad absoluta, esa causa eterna que jamás desaparece? Él sabe que, si hay un efecto, tiene que existir necesariamente una causa del mismo. Y es precisamente la causa de este mundo la que el hombre quiere encontrar.

  Pero la sacerdotisa no quita la cortina que vela el santuario y deja que el hombre busque solo la verdad. Aunque ella revelase la verdad, no por ello sabría el hombre más que antes. Por el contrario, si el hombre busca por sí mismo, encontrará la verdad en la realidad -¡EL MISMO SERÁ ESA VERDAD!-. Es bueno comprender con la inteligencia, pero la teoría se queda en lo exterior. El entendimiento es sólo un instrumento que permite comprender. Pero el hecho de entender sigue estando todavía muy lejos de la realización. El hombre no busca palabras, sino el sentido de esas palabras, la realidad que no puede vivirse con la ayuda de la inteligencia, sino que sólo puede ser uno mismo.

   El significado jeroglífico de la letra BETH es la boca del ser humano. La papisa mantiene la boca cerrada. Aún no revela nada de sus secretos, pero deja que se presientan para estimular al hombre en sus investigaciones. ¡Y él encontrará!

  La letra BETH representa a los ángeles del segundo grupo. Es el segundo Sefirot y corresponde al Chochmah, la inteligencia teórica.

 


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La Sacerdotiza
En este archivo puede leer la descripción que hace Sallie Nichols de La Sacerdotiza en su libro "Jung y el Tarot"
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La Papisa
La Papisa (Del libro: "La vía del Tarot" de Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa)
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