Personas calladas, tranquilas y dóciles que se desviven por servir a los demás. Sobreestiman sus fuerzas en su ansia de agradar.
Su deseo crece de tal modo en ellos que se convierten más en esclavos que en ayudas voluntarias. Su afán de servicio los lleva a hacer más trabajo del que les corresponde, y al hacerlo así pueden descuidar su misión particular en esta vida.
Dr. Edward Bach (Los 38 Remedios)
VOLUNTAD DEBIL Y FACILES DE MANEJAR
Centaury es para las personas que no pueden decir que no. Se dejan abusar e incluso intimidar. Suelen ser personas tímidas, tranquilas y algo pasivas, con poca fuerza de voluntad. Deseosas de complacer, consienten a las exigencias de otros más bien por su servilismo que por su colaboración voluntaria. Aunque insatisfechos con esta situación, denegarán sus propios deseos o vocación antes de arriesgarse a tener una confrontación. Ansiosas de "hacerlo bien", se dejan influenciar fácilmente por los dictados de otras personas.
Agotados por los demás, y desconectados de su propia voluntad, tienden hacia una falta de energía, y se cansan con facilidad.
El potencial positivo de Centaury se muestra en personas que sirven voluntariamente y sin obstrusión, pero sin denegar sus propias necesidades. Pueden expresar y defender sus propias opiniones y sentirse cómodos en compañía de otros. Sobre todo, están en contacto con lo que quieren, lo que les permite segur su propio camino con determinación y energía sin desviarse ante las opiniones de los demás.
Tallo recto que alcanza entre 5 y 35 cm de altura. Crece en campos secos, al borde de los caminos o en lugares yermos. Las pequeñas flores rosadas, muy enhiestas, están insertadas en la punta de las ramas. Florecen entre junio y agosto y sólo se abren cuando reina buen tiempo.
Principio
Centaury está relacionada con la capacidad anímica de la autodeterminación y la propia realización. En el estado Centaury negativo queda interrumpida la relación con la propia voluntad. A los niños con acentuados rasgos Centaury a menudo se les consideran simples, de buena voluntad, obedientes y complacientes. En ellos fructifica el elogio y la censura. No causan problemas a sus padres, salvo tal vez pro la circunstancia de que se dejan lelvar fácilmente por sus compañeros y porque incomprensiblemente a veces son objeto de palizas. Cuando son adultos son proclives a caer bajo la influencia de una personalidad más fuerte, que aprovecha su innata servicialidad para propósitos egoístas. La hija mayor que no se casa porque durante largos años cuida con abnegación y sacrificio a su madre aquejada de gota, es un caso Centaury evidente, como también el hijo que hubiera querido ser maestro, pero renuncia a su vocación para encargarse de la empresa constructora de su padre, pues a juicio de éste, el negocio tiene que quedar en la familia. De la generación de nuestros abuelos conocemos también a la pálida y diligente criada Centaury que renunció por completo a hacer su propia vida en favor de sus señores, o al viejo factótum de la empresa que no es más que una réplica del señor director en su manera de pensar, hablar y gesticular. También la joven cónyuge que lee en los ojos de su esposo, un consentido hijito de mamá, cualquier deseo para satisfacerlo en una manifestación de amor mal entendido, y someter, como una esclava, sus propias necesidades a sus caprichos.
A menudo, las personas en estado Centaury alegan con un resignado encogerse de hombros: "Sí, no puedo negarme a una petición suya", o "simplemente, no puedo decir no". A veces, los que están afuera deben observar con meneos de cabeza cómo el típico Centaury se degrada a sí mismo a la condición de felpudo psíquico.
Por cierto, las personas que padecen el estado Centaury se quejan más a menudo de fatiga y extenuación porque en su servicialidad le exigen demasiado a sus propias fuerzas. Ahora bien, su condición no les hace sufrir ya que no ven su alcance; tampoco advierten que con tanto espíritu de servicio para con los demás están dejando de cumplir su propio cometido en la vida. El motivo de su servicialidad no es más que el anhelo, muy humano, de reconocimiento y confirmación.
En el estado Centaury negativo las magnas virtudes de querer ayudar y la entrega a una misión están distorsionadas negativamente. Esta confusión hace que el individuo se subordine como un niño menor de edad, sin albedrío, a otra persona y a sus debilidades humanas, en lugar de servir a través de la propia alma a principios más elevados.
Antes de poder servir a estos principios elevados, debemos desarrollar la propia individualidad y personalidad hasta que se convierta en un instrumento del alma.
Para ello también debemos saber que la personalidad sólo se edifica, se mantiene sólida y resguardada a través de la propia voluntad. En consecuencia, eso que en la mayoría de otros estados negativos del alma es demasiado intenso, la delimitación de la personalidad, en el estado Centaury negativo es demasiado débil.
Algunos terapeutas califican a la persona Centaury como a la más sensitiva de los treinta y ocho estados anímicos. Las personas en las que afloran aptitudes psíquico.mediales, al principio caen con frecuencia en un estado Centaury negativo. Reina entonces el desequilibrio, ya que las aptitudes psíquicas se desarrollan sólo de pasada y de manera más acentuada que la voluntad. En este estado el hombre es en extremo sensible, en particular respecto a las energías no armónicas. Es fácil restarle seguridad, perturbarlo y lesionarlo. A menudo enferma sin razón aparente y no se percata que se encuentra en esta situación.
En el estado Centaury negativo -sobre todo cuando por añadidura se une al estado Walnut negativo- la persona se convierte fácilmente en víctima de influencias intelectuales más fuertes, y es absorbida por los "llamados" maestros iluminados. En el caso extremo se somete, apática, a leyes aparentemente necesarias y a rituales de grupo, corriendo el peligro de perder por completo la personalidad y desperdiciar una oportunidad única de desarrollo.
La energía Centaury ayuda a restablecer el contacto perdido con la propia voluntad, a reunir y estabilizar los potenciales energéticos en la personalidad Después de la primera toma de Centaury, una persona sensitiva describió una poderosa sensación: experimentó que la mitad derecha e izquierda del cuerpo se centraba y robustecía en el plezo solar y se concentraba en el chakra de la tiroides.
En estado Centaury positivo, un individuo puede aprovechar realmente sus grandes virtudes de abnegación y servicio. De acuerdo con sus propias leyes puede servir a una buena causa, pero también reconocer los momentos destructivos en los que cabe decir no. Puede integrarse muy bien a los grupos, "participar plenamente" sin tener que renunciar a su propia personalidad. Así, poco a poco, puede trasformarse por propia voluntad en el instrumento por el que fluyen las fuerzas divinas para bien de misiones más grandes.
Mediante el diálogo debiera hacerse entender a los paciente en estado Centaury negativo que no siempre ayudan realmente a los demás cuando cumplen sus deseos sin previa selección, sino todo lo contrario, retardan de este modo el proceso de aprendizaje de ambos. No en vano dice el refrán: "El pícaro da más de lo que tiene".
Una pregunta interesante es: ¿En qué medida el estado Centaury negativo no es también "un refugiarse en los demás" para eludir el propio proceso de hacerse adulto, que entre otras cosas consiste en aprender a distinguir y decidir ?
Cuando después de una prolongada enfermedad la voluntad se ha tornado demasiado débil para hacer algo en su favor, Centaury brinda nueva vitalidad al espíritu y al cuerpo.
Delimitación de la influencia en los estados Clematis, Centaury, Ceratos y Walnut:
Clematis: Se puede influir en él porque no tiene interés por los acontecimientos del presente y su pensamiento está en otro lugar.
Centaury: Se puede influir en él porque su postura es demasiado abierta y la propia voluntad demasiado débil.
Cerato: Se puede influir en él, porque no confía en su propio juicio. La intuición fracasa.
Walnut: Se puede influir en él en una fase de la trasformación porque la nueva posición espiritual todavía no ha llegado a estar lo suficientemente consolidada.
Síntomas clave del estado Centaury
Debilidad de la propia voluntad, reacción exagerada ante los deseos de los demás, la bondad es fácilmente explotada, no puede decir no.
Síntomas de estado de bloqueo
- Dificultad para imponerse.
- Pasividad, pérdida de voluntad, facilidad de ser influido.
- Voluntariedad, servicialidad hasta la sumisión.
- La persona reacciona antes a los deseos de los demás que a los propios.
- Presiente enseguida lo que otros esperan de ella y no puede evitar complacerles.
- Se deja llevar equivocadamente por el deseo de caer bien a los demás; y en casos extremos llega hasta la abnegación.
- Se convierte en esclavo más que en ayudante.
- Se halla bajo el yugo o la férula de otra personalidad egoísta: progenitores, cónyuge, superiores, etc.
- Se deja persuadir fácilmente para hacer algo que en realidad no desea.
- La propia bondad es explotada sin esfuerzo.
- A menudo es para los demás la cenicienta o un felpudo anímico.
- Tiene poco orgullo e inconscientemente deja que otros dicten lo que debe hacer.
- Adopta inconscientemente los ademanes, formulaciones y opiniones de una personalidad más fuerte.
- Se ve fatigado, pálido, macilento.
- No defiende sus propios intereses.
- A menudo da más de lo que tiene.
- Corre el peligro de no cumplir su propio cometido en la vida.
- Los niños se rigen en gran medida por el elogio y la censura.
Potencial en estado transformado
- Sabe cuando decir sí, pero también sabe decir no en el momento oportuno.
- Se integra bien en grupos u organismos análogos, pero conservando siempre su identidad.
- Sirve discreta y sabiamente según la propia finalidad interior.
- Puede consagrar su propia vida a sus verdaderos cometidos.
Recomendaciones para las personas en estado Centaury
- Preguntarse antes de toda decisión: "¿Qué quiero en realidad?".
- A cada petición que formulen los demás, preguntarse: "¿Cuáles son sus verdaderos motivos?"
- Proteger mentalmente el plexo solar, por ejemplo: imaginar que nos colocamos un cinturón de luz blanca. La hebilla del cinturón consiste en un círculo con una cruz y descansa exactamente sobre el plexo solar.
- Frases de programación positiva:
"Soy el único responsable de mi propia evolución"
"Mi cometido lo encuentro sólo en mí"
"Distingo cada vez con más claridad y precisión"
"Cuido mi personalidad y abogo por mis necesidades".
Mechthild Scheffer (La Terapia Floral de Bach)
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