Si nos hacemos una herida nuestro cuerpo inmediatamente activa un mecanismo propio para frenar la hemorragia, pone en acción su sistema de defensas para que esa herida no se infecte y da inicio a
la reparación del daño causado a través del proceso de cicatrización.
¿Cómo sabe nuestro cuerpo todo esto? ¿Quién le da las órdenes? ¿Dónde está guardada toda esta información que pone inmediatamente en marcha todo este sabio proceso de sanación?
Somos seres dotados de una inteligencia innata que trata siempre de mantener la armonía en todo el organismo. La supervivencia.
Para ello también hemos de tener presente que cada sistema que poseemos, cada órgano, cada célula, cada molécula, cada átomo, etc... está situado en su lugar justo, apropiado y necesario.
Esto ocurre a nivel de nuestro organismo, es decir en nuestro microcosmos.
"Tal como es arriba es abajo; como es abajo es arriba." Este es El Principio de Reciprocidad, la segunda de las Leyes del Kybalión, Un tratado de siete Leyes atribuidas a Hermes Trismegisto "El
tres veces Grande". Estas leyes, junto con otros escritos del mismo Ser, han sido la Base y la Semilla de todas las posteriores religiones y filosofías que han inundado este planeta.
Algo de verdad tendrán.
En base a esto: si nuestro organismo, nuestro microcosmos, tiene esta inteligencia y dispone de esta información innata arriba en el Ser Superior, en el Macrocosmos ha de ser igual.
Acá en Perú la Pachamama, la Madre Naturaleza ha sido siempre vista y respetada (al menos hasta la llegada de los conquistadores) como un Ser vivo, con inteligencia propia, una conciencia
superior y con un propósito en su existencia. ¿Somos capaces de vislumbrar ese propósito? ¿Somos capaces de vislumbrar aunque sea nuestro propio propósito?
Si somos capaces de entender esto entenderemos también que todo cuanto elemento existe en la Naturaleza tiene su finalidad, que todos estamos interrelacionados y además somos complementarios; que
cada uno de estos elementos, por ínfimo que nos parezca, cumple su misión; y que está misión está encaminada al cumplimiento del propósito de la existencia de ese Ser vivo superior llamado
Naturaleza, Universo o Dios.
Que al igual que ocurría con nuestro Ser, con nuestro microcosmos si en este Ser Superior ocurre una herida inmediatamente se ponen en actividad todos los procesos necesarios para su
sanación.
El lugar donde Tú naces contiene todos los elementos que Tú vas a necesitar a lo largo de tu vida para poder trabajar y sanar aquello que necesitas trabajar y sanar y así poder cumplir el
propósito que tu alma trae en esta encarnación.
Las montañas, las aguas, la tierra, los ríos, los animales, las personas, los sonidos.
Abre los ojos...
Pon atención en tu mirada. Mira cada una de las plantas, de sus flores. Observa como se comporta, cuando florece; su perfume, su color; siente sus cualidades. Y ahora siéntete a ti mismo.
Somos energía concentrada; la energía tiene una vibración y la vibración produce un efecto.
Pídele permiso primero; ahora toma esa Flor que crece desde que eras niño en el prado cercano a tu casa, ponla en un recipiente de cristal y déjala ante el Padre Sol (ese que cada día nos trae la
luz y la vida) durante varias horas.
Ahora puedes tomar de esa agua.
Esas son la Flores de Bach.
Y ahora, si gustas, ya puedes partir.
Que tengamos todos un bonito día, que seamos felices y si aparecen las sombras pongámoslas ante los ojos del Padre Sol (Taita Inti). Ese Sol Interior. Él sabe, siente y puede.