Todo cuanto existe en el Universo tiene su alma.
Todo cuanto existe en este Universo es una manifestación de la Divinidad y como tal merece respeto y cuidado.
El ser humano debería ser el garante y cuidador de todo lo creado. Debería ser el protector de aquellos que no tienen voz. De aquellos que ante el sufrimiento, el dolor y la sin-razón no pueden defenderse.
Hasta ese día en que la luz decida alumbrar nuestro camino, hoy día oscurecido por el mal de la ignorancia, y el ser humano recupere la conciencia y obre en consecuencia; hasta ese día, intentemos al menos causar el menor daño y el menor sufrimiento posible. Y cuando lo causemos intentemos repararlo de la mejor manera posible.
No somos culpables de nada. Todo es fruto de la experiencia de vivir en esta ilusión hasta hoy necesaria en nuestro proceso evolutivo.
Si bien no somos culpables si que somos responsables.
Aquello que sembremos vamos a recoger. No podemos recoger manzanas si lo que hemos sembrado es trigo.
No estamos separados.
Todo, absolutamente todo forma parte de un Ser Superior. Y lo que le ocurra a una de sus partes afecta a las demás y al Ser en su totalidad.
Si una célula mía está enferma mi organismo está enfermo y yo estoy enfermo; y si continua el proceso todas las demás células y, como consecuencia, yo moriremos.
Pues nosotros, Todos; minerales, plantas, ríos, mares, animales y humanos somos células integrantes de otro Ser Mayor.
Los animales cuando están libres y en contacto con la Naturaleza no enferman.
Enferman cuando se relacionan con los humanos. Igual ocurre con las plantas, con los ríos, con los mares.
¿Qué tenemos? ¿Qué nos ocurre ? ¿Qué enfermedad o que mal padecemos que contagiamos a todo con cuanto nos relacionamos ?
A la hora de intentar sanar a un animal o a una planta tenemos que ver primero en que ambiente se está relacionando, qué está ocurriendo en su entorno. Si no sanamos su ambiente difícil será sanar al animal o al planta. Podremos quitar el síntoma, eso es sumamente fácil, pero ¿ Y la causa ?
Hay muchas formas de acercarse a la enfermedad de un animal, al igual que a la nuestra, y una forma es ver al animal de una forma integral, holística; como a un Todo: Cuerpo, mente, alma y espíritu.
Sólo así podremos devolverle a ese ser su Salud.
Dentro de esta alternativa o complementariedad las Flores de Bach son una herramienta muy digna de tener presente.
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